martes, 12 de agosto de 2008

Nervios traicioneros

Era su primer día de trabajo, estaba nerviosa, no había dormido bien y antes de las seis de la mañana se levantó para darse una ducha, se miró al espejo y vio las ojeras que la mala noche habian dejado en su rostro. Pensó que necesitaría una buena dosis de maquillaje para "ponerse" una buena cara.
Quería causar buena impresión y tenía decidido incluso la ropa que se pondría desde el día anterior.

A las siete y media volvió a mirarse al espejo, esta vez si se quedó satisfecha con lo que vio, todo estaba en orden, el maquillaje, el pelo y la ropa eran mas que aceptables, así que cogió el bolso, las llaves, cerró la puerta tras de si y se encaminó hacia la parada del autobús.
En la calle se cruzó con un desconocido que la miró y le sonrió de una forma un tanto extraña.
Cuando subió al autobús el chófer también se la quedó mirando y sonrió. Ella pensó que quizás se había pasado un poco con el colorete, y cuando se acomodó en su asiento buscó en el bolso un espejo y se retocó un poco el maquillaje.
La chica que se sentó a su lado se la quedó mirando un momento para luego desviar la vista rápidamente.

Desde la parada hasta su trabajo solo la separaban unos metros.Pensó que se estaba volviendo paranoica, no podía ser que todo el mundo la mirase a ella.Seguramente era culpa de sus nervios, respiró hondo, había llegado frente a la inmobiliaria en la que iba a trabajar.Empujó la puerta, saludó y buscó al encargado.

Este le explicó todo lo que tenía que hacer y le entregó una voluminosa carpeta con las fichas de los pisos que debía de enseñar ese día.
Cuando marchaba para su primera cita, una compañera la llamó a su mesa y le dijo:
-Veo que has venido con con calzado cómodo, pero ten cuidado, han dado lluvias para hoy.
Miró hacia sus pies y... ¡oh no!, ¡Trágame tierra!.
Llevaba puestas las zapatillas de andar por casa, esos perritos de color rosa, tan monos que le había regalado una amiga por Navidad.
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2 comentarios:

foscardo dijo...

Siempre he pesando que me podía pasar a mi algo parecido.

jajaja

Anónimo dijo...

De hecho, a mi me pasó una vez. Por suerte me di cuenta al intentar arrancar la moto (era de las de palanca) y pude entrar a casa a canviarme. Tampoco habría pasado nada porque iba en plan verano super-cómodo-de-la-muerte y ni se habría notado pero...

Es peor salir con el pijama puesto.

Uno se siente un poco idiota en esas circunstancias. Cómodo, pero idiota.