- No hay nadie vivo al otro lado su Majestad. - Comentó con su párvula voz.
- ¿Estás seguro soldado? - Le preguntó el Rey vestido con todas su galas.
- Segurísimo su Majestad. Aquí hay tantos muertos o más que en nuestro bando. Esto es una carnicería pero dé usted por seguro que hemos ganado la guerra. Hemos reconquistado nuestra querida Patria. – Añadió el joven con mucho orgullo y con los ojos abiertos como platos.
- Perfecto - Contestó el Rey. Los altos mandos que le acompañaban aplaudieron al unísono.
-Si me lo permite Señor es para mí un gran honor plantar esta bandera por… - Comenzó a decir el joven cadete. Sin decir nada el Rey alzó su pistola y disparó un tiro que perforó el cráneo del joven que cayó inerte y rodando al otro lado de la sangrienta barricada humana.
Al día siguiente en todos los periódicos del mundo apareció la foto del Rey, orgulloso, con su uniforme todo impregnado de sangre. Su mano sostenía el mástil con la bandera. Lo sujetaba con sola una mano y lo había plantado sobre la masa de carne humana que en algunos casos parecía putrefacta. A su lado vitoreándole con júbilo se encontraba el resto de su séquito.
© Richard Archer - 2008 (Todos los derechos reservados)
4 comentarios:
Breve y brutal como la vida misma. No se anda con sutilezas
Gracias. La verdad es que cuando lo he releido me ha gusta aun más que cuando lo he escrito.
Por cierto ¿cada cuanto tiempo hay que poner el relato más o menos? Digamos ¿una semana?
No hay limite ni de tiempo ni de relato. Es ir subiendolos y nada más.
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