miércoles, 10 de septiembre de 2008

Filosofía pura

Estaba un buen día Confucio comiendo con sus discípulos cuando alzó la mirada de su plato y mirando fijamente al frente soltó un sonoro eructo.
Uno de sus discípulos invadido por la duda levantó la mano y preguntó a su mentor:
-¿Maestro qué nos ha querido decir con ese extraño mensaje?
Confucio se inclinó hacia un lado y sin decir nada soltó un tremendo pedo. Segundos más tarde comentó:
-¿Me hacéis el favor de pasarme el Sake?


© Richard Archer - 2008 (Todos los derechos reservados)

2 comentarios:

SisterBoy dijo...

La verdad es que ser Confucio debía ser un poco coñazo

Miguel Ángel García dijo...

jajajaja si un poco ademascualquier cosa que hiciera el pobre se convertía en una frase lapidaria.