-¿Por qué mató a su mujer? - le preguntó el comisario. El asesino, que permanecía sentado sobre la silla, aun con la camisa aun manchada de sangre, alzó lentamente su rostro. Su boca no dejaba de esbozar una extraña y maliciosa sonrisa.
- Porque se estaba comiendo mis monedas de chocolate - contestó sin titubeos y mirándole fijamente a los ojos.
© Richard Archer - 2008 (Todos los derechos reservados)
2 comentarios:
Caray estoy confundido aunque supongo que esa era la intención :)
jajaja correcto. Y si vas a la web erase una sola vez hay otra replica del cuento con otro final.
http://eraseunasolavez.wordpress.com/
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