Tampoco le molestó que aullase a la luna y que rugiera a continuación como un condenado ser de ultratumba dejándole los putos tímpanos pitando como cien sirenas de coches de bomberos. Lo que le molestó. Lo que le más le jodió de veras fue que, una vez transformado, el cabron de Frank se olvidase de ella y se acercase a esa apestosa mujer loba que le había mordido, le lamiese su sucio coño y acabasen jodiendo y enganchados como dos perros salidos delante de ella.
© Richard Archer - 2008 (Todos los derechos reservados)
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