lunes, 7 de julio de 2008

El sótano del Terror Vol. 3

La Bestia

“No tuvo tiempo de reaccionar. La noche, el sueño, lo imprevisible… El inmenso ser sin forma, que permanecía al acecho en la cuneta de la carretera se abalanzó sobre el coche arronjándolo con furia hacia el empinado barranco situado al extremo opuesto donde se encontraba agazapado. Encontraron el coche días más tarde. No había rastro ni de ella ni de su pequeño. Nunca jamás supieron de ellos. “


Ellos

“No sabía que hacía en aquel lugar. No estaba en su casa, en su cama ni tampoco soñando, sentía un frio atroz, mucho miedo y confusión. Se acurrucó sobre la lápida y comenzó a rezar sobre todo para que amaneciese lo antes posible. Pero poco le sirvieron sus oraciones. Antes de terminar la primera aparecieron “Ellos”.

Las autoridades la encontraron bastantes horas más tarde. Sus cabellos estaban tan blancos como la nieve. Se había arrancado los ojos, los encontraron en el suelo a pocos metros de donde se encontraba ella. Era tal el terror que había vivido que se abrazó a si misma clavándose las uñas con fuerza en la parte superior de sus brazos y uno de los costados.”


Mundo Reverso

“No se dio cuenta de la presencia diabólica que la miraba sonriente al fondo del reflejo del espejo que estaba utilizando porque estaba muy ocupada depilándose la barbilla con unas diminutas pinzas.”


Asenso

“No encendió la linterna. Prefirió no ver el rostro del ser que la iba a devorar.”


Divum substrictus ashore coniecto privatus

“Pronunció la invocación. Sin olvidarse ni una sola palabra. Con la entonación correcta. Respetando todas las pausas. En el cielo se abrió un inmenso portal espaciotemporal, de un tono intensamente rojizo. Entonces se dio cuenta de una cosa: con los nervios se había equivocado de página. De repente millones de demonios descendieron de los cielos invadiendo de forma aberrante la tierra.”

© Richard Archer - 2008 (Todos los derechos reservados)


2 comentarios:

Alegría dijo...

Me gustan los cuentos y las historias de terror, pero debo confesar que cuando estoy leyendo algún libro sobre ello, no ando por casa a oscuras y cuando voy a entrar en alguna habitación miro con recelo de que puede esperarme dentro.
Un saludo.

foscardo dijo...

jajaja a mí me sucede lo mismo.