viernes, 18 de julio de 2008

Quería ser feliz

Buscaba la felicidad, la llamaba por todos los rincones de su alma, la deseaba con todas sus fuerzas, pero no era escuchado.
Cuando parecía que la tenía justo rozándole el corazón siempre se esfumaba, por una u otra razón, se sentía desdichado.
Centró su vida en la búsqueda de su anhelada felicidad, tanto que se olvidó de vivir para si mismo.
Una noche cansado de perseguirla decidió abandonar, ya no se sentía con fuerzas para continuar, apagó la luz del dormitorio y se dedicó simplemente a dormir, sin mas.
Al despertar con el amanecer se sintió a gusto consigo mismo y feliz, por fin había encontrado lo que tanto había deseado, y habría sido el hombre mas feliz del mundo de no ser porque se dio cuenta de que en su búsqueda había empleado casi toda la vida.
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4 comentarios:

Nadie dijo...

Posiblemente nos negamos las pequeñas felicidades...al esperar que llegue la gran felicidad....

Anónimo dijo...

La felicidad no es un estado al que se llega y en el que puedas establecerte por más o menos tiempo.

La felicidad es algo tan sutil, tan espontáneo y tan breve como el sonido de un suspiro, y te sucede cuando estás haciendo cosas que alimentan el alma.

No hay que vivir pensando en que un día alcanzaremos finalmente la felicidad, como una recompensa divina a nuestros sacrificios, sino que hay que vivir alimentando el alma cada día.

Es el único trabajo que vale la pena.

Nadie dijo...

Totalmente de acuerdo....no lo hubiera podido expresar mejor...

foscardo dijo...

lo bueno de la felicidad es saber apreciarla y disfrutarla durante la escasa milesima de segundo que dura.