domingo, 20 de julio de 2008

Rosas para Laura

Cada día buscaba un lugar apartado y poco transitado del parque, sacaba su pequeña navaja del bolsillo de su pantalón, y seleccionaba a su "victima".
Desde que se jubiló su vida era bastante monótona, Laura, su esposa apenas si podía salir de casa, una enfermedad degenerativa en los huesos la tenía casi inmovilizada.
Jaime solía hacer la compra y los recados por la mañana y regresaba a casa pronto para ayudar a preparar la comida, después de comer solían ver juntos la televisión o leían un rato.
A lo que no faltaba nunca era a su paseo por el parque a media tarde.
Cuando le veía prepararse para salir, Laura le decía:
-No lo hagas Jaime, no soportaría que te pillasen, imagínate el bochorno si te cogen haciéndolo.
Pero él no respondía, sonreía, le daba un beso en los labios y se marchaba.
Al regresar a casa, su mirada pícara le decía a Laura que había vuelto a hacerlo mucho antes de que sacase de dentro de su chaqueta su preciado botín.
Cuidadosamente puso en el regazo de su mujer una hermosa rosa de color carmesí y de fragancia exquisita.
Laura la tomó en su mano y la estuvo admirando en silencio, luego la olió, miró a Jaime y le dijo:
-Hoy te has superado, es mucho mas bonita que la de ayer.
El le sonrió y con una mirada llena de amor le respondió:
-¡Tu siempre te mereces la mejor de todas!

© Alegría - 2008 (Todos los derechos reservados)

3 comentarios:

foscardo dijo...

Que hermosa historia de amor. Te felicito.

Alegría dijo...

Gracias, pero has hecho que me ruborice, no estoy acostumbrada a que nadie lea mis historias y mucho menos me feliciten.Pero claro que si lo cuelgo en Internet no voy a esperar que sea algo privado, ja,ja

Jitterbug dijo...

Pues sí que te leen, vete acostumbrando; y estoy de acuerdo con Richard, es una historia preciosa.